Tenemos una impresión generalizada de que cada vez hace más calor, y que el agua y la nieve son cada vez más escasas. Esa impresión la comparten tanto los habitantes de la ciudad, a los que parece afectarles más el calor, como los habitantes del entorno rural de Sierra Nevada, a los que parece afectarles más la falta de agua. Esto es lo que percibimos en Granada, pero para entender la dimensión real del cambio climático, hay que analizar los datos existentes en un contexto científico y evaluar los cambios que están ocurriendo en amplias áreas geográficas, durante el mayor período de tiempo posible. ¿Cómo está cambiando el clima en Europa? A continuación, mostramos un resumen del informe del programa Copernicus, publicado a finales de 2022, que nos ofrece una visión detallada de la situación.
El último informe que proporciona el programa Copernicus muestra que, en las últimas décadas, Europa se ha calentado más rápidamente que ningún otro continente, con un aumento de las temperaturas que duplica la media mundial.
Gran parte del continente se ha visto afectado durante el verano por olas de calor excepcionales, alcanzando temperaturas mas altas, con valores de 10 grados por encima de los valores normales. El sur de Europa, registró además durante 2022 un mayor número de días con temperaturas anormalmente altas sin precedentes.
Los gases de efecto invernadero contribuyen al incremento de las temperaturas
La acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera es un fenómeno que ha despertado preocupación a nivel mundial debido a su influencia en el cambio climático. Estos gases tienen la capacidad de retener el calor cerca de la superficie terrestre, generando un aumento en la temperatura global. Si las concentraciones de GEI continúan aumentando, los impactos serán cada vez más significativos y afectarán a diversos aspectos de nuestra vida.
Es importante destacar que las actividades humanas son responsables de gran parte de las emisiones de GEI. La quema de combustibles fósiles para la producción de energía, la deforestación masiva, el uso excesivo de fertilizantes en la agricultura, la cría de ganado a gran escala y la descomposición de residuos orgánicos en los vertederos son solo algunos de los factores que contribuyen a la liberación de estos gases a la atmósfera. Entre todos los GEI emitidos por las actividades humanas, el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) son los principales responsables de alterar el clima de nuestro planeta.
CO2
CH4
Concentraciones promedio de CO2 y CH4 emitidos en el año 2022.
La diferencia neta entre la cantidad de un gas añadido a la atmósfera a través de emisiones de «fuentes» y la cantidad absorbida por «sumideros»
De entre todos los GEI, el CO2 es el que más contribuye al aumento de la temperatura del planeta. Por suerte para nosotros, las emisiones antropogénicas de CO2 han sido parcialmente compensadas por una absorción natural por parte de los océanos y la vegetación.
Los océanos, en particular, actúan como un sumidero importante para el CO2, ya que absorben una parte significativa de las emisiones antropogénicas. Sin embargo, esta absorción tiene sus límites y puede tener efectos adversos en los ecosistemas marinos, como la acidificación de los océanos. Por otro lado, la vegetación desempeña un papel crucial en la absorción de CO2 a través de la fotosíntesis, convirtiéndolo en materia orgánica y almacenándolo en los bosques y otros ecosistemas terrestres.
Es esencial comprender y monitorear estos intercambios netos de GEI para evaluar el equilibrio de la composición atmosférica y sus implicaciones para el cambio climático. Además, promover prácticas de conservación de la biodiversidad y protección de los ecosistemas naturales puede contribuir a aumentar los sumideros de carbono y reducir la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
CO2
(1979-2021)
CH4
(1979-2021)
N2O
(1996-2020)
Aumento anual aproximado de los flujos netos de gases de efecto invernadero en la superficie de la Tierra
La temperatura estival en Europa fue la más alta registrada
2022 fue el segundo año más cálido registrado en Europa, con 0,9 °C más que la media. Para muchos países del suroeste de Europa, ese año fue el más cálido jamás registrado. Las temperaturas más superiores a la media se registraron en el noreste de Escandinavia y en los países ribereños del noroeste del Mediterráneo.
Incremento de la temperatura ambiente (ºC) desde 1850-1900
La falta de precipitaciones contribuyó a generalizar las condiciones de sequía
La escasez de agua se ha convertido en una preocupación cada vez más acuciante en Europa, ya que las condiciones de humedad del suelo alcanzaron niveles alarmantes el año pasado, convirtiéndose en los valores más bajos de los últimos 50 años. Esta situación se manifestó también en el caudal de los ríos, que registró su segundo nivel más bajo en la historia europea, marcando así el sexto año consecutivo de caudales por debajo de la media. Como resultado, aproximadamente el 63% de los ríos en la región estuvieron por debajo de su promedio, convirtiendo el año 2022 en el más seco registrado hasta la fecha.
La combinación de altas temperaturas y la falta de precipitaciones ha generado una sequía generalizada y prolongada que ha tenido un impacto significativo en múltiples sectores de la economía. La agricultura ha sufrido pérdidas importantes, con cosechas afectadas y una disminución en la producción de alimentos. Además, la escasez de agua ha generado problemas en la generación de energía hidroeléctrica, así como en el transporte fluvial, dificultando el abastecimiento de bienes y mercancías. Ante este escenario, se hace cada vez más urgente implementar medidas de gestión del agua y fomentar prácticas sostenibles para hacer frente a los desafíos que la sequía impone a Europa.
En el conjunto de Europa, el verano fue el más cálido jamás registrado
En el verano de 2022, Europa se vio sumergida en una ola de calor sin precedentes, estableciendo un nuevo récord como el verano más cálido jamás registrado en la región. Las altas temperaturas se extendieron por todo el continente, alcanzando niveles extremos y desafiando los límites históricos. Esta ola de calor exacerbó aún más las condiciones de sequía existentes, agravando la situación de escasez de agua y generando una serie de impactos devastadores.
Una de las consecuencias más preocupantes fue la propagación e intensificación de los incendios forestales. Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones crearon un escenario propicio para la rápida expansión de los incendios, convirtiendo vastas áreas de bosques en un mar de llamas. En total, se registró la segunda mayor superficie quemada en la historia de Europa, con consecuencias desastrosas para la biodiversidad y los ecosistemas locales.
Los incendios forestales no solo representaron una amenaza directa para la naturaleza, sino que también tuvieron un impacto significativo en la calidad del aire y la salud pública. El humo y las partículas en suspensión generaron una grave contaminación atmosférica, afectando a poblaciones enteras y poniendo en riesgo la salud de las personas.
Estos eventos extremos del verano de 2022 son una llamada de atención sobre los desafíos urgentes que enfrenta Europa en términos de cambio climático y gestión de recursos naturales. Es evidente que es necesario tomar medidas concretas para mitigar los efectos del calentamiento global y adoptar políticas de adaptación eficaces para proteger nuestros ecosistemas y comunidades de los eventos climáticos extremos. La resiliencia y la sostenibilidad deben convertirse en pilares fundamentales de nuestras acciones, si queremos salvaguardar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
Agricultura
El clima y los eventos extremos relacionados pueden afectar a la agricultura y el desarrollo de enfermedades y plagas. El estrés por calor, por ejemplo, en etapas como la floración, puede provocar pérdidas de rendimiento y disminución de la calidad de la cosecha.
El explorador de indicadores agroclimáticos de Copernicus, con datos y escenarios climáticos específicos para ubicaciones europeas, está diseñado para facilitar la toma de decisiones y la planificación de la adaptación a una escala más amplia. Al utilizar datos y escenarios climáticos actualizados, se pueden tomar decisiones informadas para optimizar la producción, mejorar la resiliencia de los cultivos y minimizar los riesgos asociados a los cambios en el clima.
El mar registra un aumento de las temperaturas superficiales
La temperatura media de la superficie de los mares europeos fue la más cálida registrada en 2022. En el mar Mediterráneo, las temperaturas fueron muy superiores a la media durante un periodo prolongado a partir de mayo, con olas de calor marinas que batieron récords durante el verano. También se observaron temperaturas récord en la superficie del mar en el Golfo de Vizcaya, el Canal de la Mancha y el Mar de Irlanda, así como en el Mar de Noruega.
Estos cambios en las temperaturas marinas han tenido un impacto significativo en los ecosistemas acuáticos y la vida marina en toda la región. Los altos niveles de calor en el Mar Mediterráneo han provocado fenómenos como la proliferación de algas nocivas y la degradación de los arrecifes de coral. Además, las condiciones de temperatura más cálidas han influido en la distribución y el comportamiento de las especies marinas, afectando a la pesca y a la cadena alimentaria.
Incremento de la temperatura ambiente desde 1850-1900
El nivel del mar sigue subiendo
Entre 1993 y 2022, ha habido un aumento en el nivel medio del mar a nivel global de alrededor de 9.7 cm. Además, se ha observado un incremento en la tasa de aumento del nivel del mar, presentando un promedio de 4.2 mm por año en los últimos 10 años. Los patrones regionales pueden variar considerablemente respecto a la media global. Por ejemplo, en Europa, los cambios en el nivel del mar difieren entre el océano abierto y las áreas costeras debido a diversos procesos oceánicos y geofísicos.
Estos cambios en el nivel del mar tienen importantes implicaciones para las comunidades costeras y los ecosistemas marinos. A medida que el nivel del mar se eleva, las áreas bajas y las zonas costeras están cada vez más expuestas a inundaciones y erosión costera. Esto puede tener un impacto significativo en la infraestructura costera, la disponibilidad de agua dulce y la biodiversidad costera.
Incremento anual medio del nivel del mar entre 1993 y 2022
Un deshielo acelerado en las últimas décadas
Tanto a nivel global como en Europa, los glaciares, a diferencia de las dos capas de hielo en Groenlandia y la Antártida, han experimentado una pérdida sustancial y prolongada de masa de hielo desde mediados del siglo XIX. Esta pérdida se ha intensificado aproximadamente desde la década de 1990, con glaciares en Europa que han perdido entre 9 y 34 metros de grosor de hielo, dependiendo de la región, desde 1997.
Desde la década de 1970, la pérdida de hielo en las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida ha provocado un aumento del nivel del mar de casi 3 cm. La tasa combinada de pérdida de hielo se ha triplicado desde la década de 1980, pasando de 120 km³ por año en la década de 1980 a alrededor de 460 km³ por año en la década de 2010.
Perdida de hielo glaciar desde 1997
Evolución del Glaciar La Mer de Glace. Imagen1 (1949): ETH-Bibliothek d’ETH Zurich. Imagen 2 (2004): Jean-Pol GRANDMONT
Nos toca administrar esta nueva situación
Nuestro reto es gestionar nuestro planeta de forma sostenible ante los rápidos cambios demográficos, el crecimiento económico, las innovaciones tecnológicas, las condiciones políticas y las demandas sociales. Un paso necesario para afrontar ese reto es que toda la sociedad conozca lo que está pasando, haciendo visible la información científica existente. Con nuestro artículo pretendemos hacer una llamada de atención general, y que cada cual saque sus propias conclusiones y actúe en consecuencia.