Cambios en la productividad de la vegetación de Sierra Nevada: cuatro décadas de observación satelital

En las últimas décadas se observa un mayor crecimiento de la vegetación de Sierra Nevada como consecuencia de los cambios de uso del territorio (especialmente el abandono de las talas y usos agroganaderos) y del cambio climático, sobre todo en cotas medias y altas. El incremento de temperaturas permite que la vegetación crezca más y durante más meses en la actualidad en comparación con décadas pasadas, actuando como un importante sumidero de CO2.

Se está recuperando gran cantidad de cubierta vegetal, lo que no implica necesariamente recuperar calidad (diversidad de la vegetación ni su flora amenazada).

Sin embargo, la reducción de la cubierta de nieve y la frecuencia cada vez mayor de sequías prolongadas está condicionando la supervivencia de las especies más sensibles a la falta de agua, reduciendo el crecimiento de la vegetación en las cotas altitudinales más bajas, limitación que previsiblemente se irá expandiendo altitudinalmente en el futuro próximo.

Es esencial realizar un seguimiento continuado de la vegetación de Sierra Nevada, no sólo mediante satélite sino también mediante trabajos de campo, para comprender cómo están cambiando los ecosistemas y poder anticiparnos mediante actuaciones basadas en el modelo de gestión adaptativa.

Cambios en el verdor de la vegetación

Para analizar los cambios temporales de la vegetación se pueden emplear imágenes satelitales, disponibles desde la década de los 80’ hasta la actualidad. De estas imágenes se obtienen índices sensibles a los cambios en la actividad fotosintética de las plantas. El más conocido es el índice de vegetación de diferencia normalizada o NDVI (del inglés Normalized Difference Vegetation Index), que relaciona la diferencia entre la gran absorción de radiación solar que tienen las plantas en el rojo (gracias a la clorofila) y la gran reflexión de radiación que tienen en el infrarrojo cercano (debido a su estructura y contenido en agua). Esto permite que el NDVI sea un buen indicador del verdor (fotosíntesis o productividad) de la vegetación y de su estado de salud.

Los valores de NDVI varían entre -1 y 1, siendo los valores negativos indicadores de ausencia de vegetación mientras que los positivos indican mayor verdor de la vegetación cuanto más cercanos a 1. Gracias a que los satélites han estado midiendo el NDVI durante 4 décadas, hoy día podemos utilizarlo para estudiar los cambios que han ocurrido en la vegetación a través del tiempo en cualquier parte del mundo, incluida Sierra Nevada.

El verdor de la vegetación (NDVI) suele cambiar a lo largo del año debido a factores como la temperatura, la disponibilidad de luz y de agua o el manejo humano, entre otros. Como muestra la Figura 1, en Sierra Nevada, el máximo NDVI suele alcanzarse al final de la primavera y principios del verano, cuando coinciden temperaturas adecuadas para la actividad biológica con alta disponibilidad de agua en el suelo. En los ecosistemas forestales caducifolios (como por ejemplo, los robledales) los cambios entre estaciones suelen ser mucho más marcados que en los ecosistemas forestales perennifolios, como los pinares o los encinares. Los robledales y matorrales de alta montaña muestran una curva estacional muy marcada en forma de campana, con máximo de actividad en mayo-junio y mínimo en invierno. Esta estacionalidad es menos marcada en la vegetación perennifolia, como en los encinares y pinares, que mantienen valores similares de verdor a lo largo de todo el año. Por último, en los cultivos y matorrales de media montaña la estacionalidad está condicionada por los mínimos de verano y los máximos de primavera.

En la Figura 1, se puede observar la dinámica estacional en el verdor de la vegetación en 6 ecosistemas típicos de Sierra Nevada (Matorrales de alta montaña, Robledales, Matorrales de media montaña, Cultivos de montaña, Pinares de Repoblación y Encinares). La Figura 1 muestra los cambios que han ocurrido entre el comienzo del registro satelital (1985-1995, línea azul) y la última década (2012-2022, línea roja).

Los cambios en el patrón estacional del verdor más evidentes ocurridos desde 1985 hasta 2022 fueron:

  1. Un incremento del verdor generalizado en todos los ecosistemas durante todos los meses, dándose el mayor aumento durante los meses de otoño e invierno.
  2. Una disminución de la estacionalidad, es decir, ha disminuido la diferencia entre el máximo y el mínimo verdor observados cada año. Esta reducción en la estacionalidad del verdor de la vegetación se ha reportado en otros estudios científicos alrededor del mundo como un efecto del aumento de las temperaturas debido al cambio climático global especialmente en las zonas montañosas como consecuencia de una menor limitación por frío en invierno.
Figura 1. Comparación de la dinámica estacional del verdor de la vegetación (NDVI) en seis ecosistemas típicos de Sierra Nevada entre las décadas primera (1985-1995) y última (2012-2022) del registro de los satélites Landsat (5-7-8). El NDVI se refiere al Índice de Vegetación de la Diferencia Normalizada obtenida a partir de imágenes satelitales y es un indicador del verdor o actividad fotosintética de la vegetación. Las líneas azules muestran los valores promedio de este índice para el periodo 1985-1995 y las líneas rojas para el periodo 2012-2022.

Por otro lado, cuando analizamos en la Figura 2 cómo cambia el verdor promedio anual de la vegetación entre años a lo largo de la serie histórica 1985-2022, podemos observar que en todos los ecosistemas la productividad ha ido aumentado sostenidamente durante las últimas 4 décadas.

Figura 2. Evolución interanual del NDVI en seis ecosistemas típicos de Sierra Nevada. El NDVI se refiere al Índice de Vegetación de la Diferencia Normalizada obtenida a partir de imágenes satelitales y es un indicador del verdor o actividad fotosintética de la vegetación. El valor de NDVI representado en cada punto es un promedio anual por tipo de ecosistema, la línea roja muestra la tendencia lineal de NDVI a lo largo del periodo 1985-2022. Datos obtenidos de los satélites Landsat (5-7-8). Se indica también el porcentaje de cambio anual, que ronda el 1% de aumento anual.
Figura 3. Mapa de la pendiente de la tendencia lineal de la media anual de NDVI a lo largo de la serie histórica 1985-2022. El NDVI se refiere al Índice de Vegetación de la Diferencia Normalizada obtenida a partir de imágenes satelitales y es un indicador del verdor o actividad fotosintética de la vegetación. Los colores verdes indican tendencias hacia el aumento del NDVI y los colores rojos indican tendencias hacia la disminución del NDVI. En blanco se muestran aquellos píxeles que no presentaron tendencias estadísticamente significativas (p>0.005) (según el test de Mann-Kendall). Datos obtenidos de los satélites Landsat (5-7-8).

El aumento generalizado en el verdor de la vegetación que se observa en Sierra Nevada (Figura 3) puede tener su origen en múltiples causas. La primera es el abandono de las actividades forestales (carboneo, leña) y de los usos tradicionales agroganaderos, lo que ha favorecido la recuperación de la cubierta vegetal, tanto de especies arbóreas, tales como los robledales, pinares autóctonos y encinares, como de especies arbustivas que han colonizado antiguos campos de cultivo y zonas de pasto en media y alta montaña. La recuperación de la cubierta arbórea y arbustiva en Sierra Nevada se ha documentado en algunos trabajos científicos recientes (Perez-Luque et al. 2021; Zamora et al. 2022). A mediados del siglo XX se realizaron también repoblaciones forestales con especies de coníferas en amplias extensiones de Sierra Nevada. Tanto la recuperación de la vegetación natural arbórea y arbustiva como el crecimiento de las plantaciones de pinos hacen que la Sierra tenga ahora una cubierta de vegetación mucho más desarrollada que en décadas pasadas, habiendo actuado como un importante sumidero de CO2

Por otro lado, el aumento de la temperatura ocasionado por el cambio climático genera menos limitación por frío al crecimiento vegetal lo que favorece el aumento del verdor o productividad de la vegetación en las montañas, especialmente en la transición entre la media y alta montaña. Este aumento de las temperaturas se ve reflejado en la Figura 4, elaborada a partir de datos de estaciones climáticas disponibles en Climanevada. Otra tendencia que se observa es una disminución paulatina y simultánea de las precipitaciones en forma de lluvia y nieve

Figura 4. Datos climáticos de la estación ubicada en la base de Sierra Nevada (462 msnm). Subfigura (a) valores promedio de las temperaturas mínima, máxima y media diaria. Subfigura (b) precipitación acumulada anual.

Reflexiones finales

Se está recuperando cantidad de cubierta vegetal, lo que no implica necesariamente recuperar calidad ( = diversidad) de la vegetación ni flora amenazada. El incremento se debe en gran medida al crecimiento de las plantaciones de coníferas y a la expansión de los matorrales en alta montaña (piornos) y media montaña (orla espinosa, retamares), aunque también los robledales, encinares, pinares autóctonos, y enebrales se han visto favorecidos como consecuencia del abandono de las talas y usos agroganaderos y de unos otoños e inviernos menos fríos.

El incremento de temperaturas ocasionado por el cambio climático permite que la vegetación crezca más y durante más meses en la actualidad en comparación con décadas pasadas. Sin embargo, la reducción de la cubierta de nieve y la frecuencia cada vez mayor de sequías prolongadas está reduciendo el crecimiento de la vegetación en las cotas altitudinales más bajas, limitación que previsiblemente se irá expandiendo altitudinalmente en el futuro próximo. Muchas especies de plantas adaptadas a ambientes fríos y húmedos, como tejos, enebros, robles o pinos silvestres, están siendo reemplazadas por otras especies mejor adaptadas a las nuevas condiciones más áridas. De hecho, investigaciones de campo han revelado que los bosques y matorrales de S Nevada (robledales, pinares autóctonos, enebrales) muestran dinámicas muy diferentes en sus límites de distribución altitudinales: en el límite altitudinal inferior crecen menos y sus poblaciones apenas se regeneran, mientras que el límite altitudinal superior crecen más, sus poblaciones se regeneran y están ascendiendo altitudinalmente, colonizando también antiguos pastos y campos de cultivo de alta montaña. Este comportamiento diferencial de los robledales, pinares autóctonos y enebrales en sus límites de distribución altitudinal superior e inferior podría quedar enmascarado en las medidas del NDVI por el incremento de la cubierta de piornos y matorral de orla de bosque a lo largo de todo el gradiente altitudinal, como se aprecia claramente en los trabajos de campo que se han realizado en Sierra Nevada (Matias et al. 2022;  Zamora et al, 2022).

Si no revertimos la tendencia actual del cambio climático, el incremento de verdor que observamos ahora en Sierra Nevada será un fenómeno que dure sólo unas décadas, justo las que ahora nos toca vivir. En este contexto, es esencial realizar un seguimiento continuado de la vegetación de Sierra Nevada para comprender cómo están cambiando los ecosistemas y promover estrategias de conservación y restauración que fomenten la adaptación de los ecosistemas forestales nevadenses a los nuevos escenarios para mantener su funcionamiento y la provisión de servicios ecosistémicos asociados, así como la identificación de zonas de refugio para la biodiversidad endémica y amenazada. 

Referencias

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